escojo un ajo a ojo
ese que pesa sobre la mesa
leve, breve; más se debe
y mi boca la toca una oca
cuan pato atado al gato
desatino del destino pristino
estalla en mi talle el detalle
ni con agua mengua la lengua
burda, zurda, palurda
gorda, una horda me aborda
pica a la chica, marica
con el petardo ardo; un bardo
forzado, forzoso; a la fuerza
covarde acovardado; dios me guarde
picante, flagrante; cantante
bocazas de azares y azadas
por suerte, en mi puerta la muerte
desgracia de rancias falacias
en el escaparate; no supe escaparme
relato hatos de flatos
ya acabo, al cabo del rabo
hasta el asta todo es casta
empiezo, y en una pieza mi proeza
dejo, cejo... ¡qué pendejo!
rudo, nudo; me mudo
hacia la cebolla que ceba la olla
lloro, imploro; quiero oro
hallo, callo; payo
para que no me parta ese rayo
jueves, 12 de agosto de 2010
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Interesante juego de palabras y ortografía, que es enredo más que juego.
ResponderEliminarAcierto tomar como punto de partida de un poema, algo tan prosaico como ajos y cebollas.
Picores y llantos revueltos entre ollas, bocas y rayos.
Besos, creador de entuertos.