de lo que veo disiento
creo que son meros cuentos
recuerdo batallitas de viejos
más convincentes, a tientos
con su trompetilla en la oreja
y dos pañales como asiento
relatos desdentados plagados
de inventos, para ellos ciertos
don quijote, verga en ristre
ni sancho panza se le resiste
cenicienta, la hermanastra siniestra
pobrecitas sus hermanitas tiernas
y blancanieves negra de espanto
aplaude a siete enanitos, enanos
que dan por culo, uno a uno, polla en mano
ora a la bruja, ora al príncipe manso
ciertos adolescentes, tuertos
que fueran niños despiertos
y todos los adultos, ciegos completos
antes, bebes muy atentos
donde dirime sus cuitas la leyenda
y la fantasía dicta sentencia
en los párpados cerrados en sueños
que reflejan anhelos obscenos
aprendices de ancianos panderetas
crear es otra historieta
no sirven las reprimendas
creo solo en mis apuestas
y siento que ya no tengo tiempo
para perder el tiempo creyendo
interpretando cuentos infantiles
cuan infantes imberbes, pueriles
jueves, 26 de agosto de 2010
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Recuerdo a mi abuelo, orgulloso de mis ojos abiertos por la sorpresa de sus historias.
ResponderEliminarSi ahora nos escucharan, helados, volverían a su cobijo descubierto el lío enorme en que nos metieron haciéndonos soñar (como niños) en príncipes, princesas, hadas, dragones o castillos que, menos mal, sucumbieron por el vagar de la vida.
Besos con sabor a baúl de recuerdos.
Ah, se me olvidaba, cuando no escribes, que sepas que te echo de menos.
ResponderEliminar(Esto para que digas!)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDe uno u otro modo despiertan nuestra imaginación y nos inducen a soñar. De vez en cuando me gusta releerlos.
ResponderEliminarUn beso príncipe encantado.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
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