¿quién la descubriera?
no se oculta, presta
bendita hechicera
maldito reducto
de unos pocos intrusos
genios inconclusos
¡cuántas cosas cambiarían
si para todos, ella fuera!
fuera consejera
¿por qué tan mala breva?
pero sin ella no habría siquiera
¡salvadora, doña, maestra!
de la pereza y de la ira
de los devaneos sin calma
de la fiera falaz que los devora
de la avaricia y glotonería
por algo esto fuera
que con crudeza dirima natura
cada una y todas, sus cuitas
lujuriosa, profesora perversa
de niños envidiosos
de caprichos imberbes
de humildad, soberbia cura
cruel crueldad cruenta
señora de seres ancestros
destructora de su orgullo irredento
porque tuvieron que morir por cierto
¡aquellos arrogantes, muertos!
con todos y cada uno
con sus historias y leyendas
y mientras tanto, el universo
sigue contando cuentas
domingo, 8 de agosto de 2010
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A veces me gustaría ser mágica y poder entrar, natural... en tu mente.
ResponderEliminarProlífica, histriónica, irónica, profunda, imán de otras mentes que como tú buscan libertad.
Un beso Daniel.