desde que el hombre decidió
y engulló con sus fauces artífices
hasta a la madre que le parió
empezó a destruir
todo lo que ella le dio
requiem por un atajo de necios
preñados de grandes decisiones
y disfrazados de gente mayor
líbranos de nosotros mismos Señor
o, si no, por si acaso
echa a correr, por favor
cuanto más lejos mejor
martes, 17 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Si hay que correr, corremos.
ResponderEliminarY sobre todo huyamos de la decisiones solemnes que son todo menos honestas.
Un beso Daniel.