aquella sensación agridulce
y las emociones en un cruce
encrucijada ajada jalonada
por mil patadas desesperadas
se tornó el paladar, llanto
que fuera primero canto
y acabara siendo amargo
el principio del embargo
con ademanes justicieros
pariste en tu casa el espanto
y de tus pechos fueron mamando
tu martirio, y el monstruo sacrificado
y creiste merecido, el castigo
de regalo, el disfraz envenenado
habías claudicado al aroma
de aquellos perfumes caros
perfumes y venenos
que se venden embasados
en estos frascos enanos
¡te habías equivocado!
¿transitar imperfecciones?
¿recortar aristas de nuestros patrones?
¿tropezar con tantos escalones?
¿avanzar a trompicones?
¿que sembrada de pruebas extremas
Dios jalonara la senda
hacia su morada perpetua?
¡a otra, con cuentos y tretas!
pero esa injusticia que aún te hiere
no es la vida cruel ni breve
ni sorda, ni ciega; tampoco necia
ella sabe lo que quiere
por eso en su aniversario, madre
yo le felicito, contigo
y le doy las gracias a tu hijo
por, con sus taras, habernos regalado
a una mujer extraordinaria
que no está envenenada
y que no comete más faltas
que no faltar a su cita con la vida
martes, 3 de agosto de 2010
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No soy mujer que deje escapar su llanto pero en este instante, mi corazón golpea con fuerza el pecho luchando por salir.
ResponderEliminarCon los ojos humedecidos, no sé ni qué decir, cuando mi vida está hecha de palabras.
Gracias por tu ternura y gracias por dejarme ser compañera en el camino, codo con codo, de tu corazón.
Te beso por tan increíble regalo.