la distancia precisa
impuesta entre la cornisa y tu risa
se riló aquella media sonrisa
falsa mentira, limpia parabrisas
la que te diera ayer la vida
amenaza hoy; y nos la quita
si saltas, agua bendita
a más de diez metros de caida
desde el regazo en que Dios te sembrara
para que de huesos de leche germinaran
carnes magras, de contoneos prietos
pero comprimidos, orden supuesto
dos caderas y sus curvas esbeltas
atrapadas en el faja de la abuela
y un par de pechos erectos
purgando la erección con secretos
firmes y lozanos, ya yermos
por antepasados, hace tiempo muertos
cuando el suicidio no era pasatiempos
se pasaba el tiempo, haciendo
comprime tus andares, zagala
aunque suman pares, restas
recta como una vela, mi nena
o se tambaleará tu cabeza hueca
y se aleja del caos la respuesta
y la reacción atrapa la mueca
y atenaza, sé que no suelta
y si sueltas estás muerta
llamada de socorro desesperada
te abrasa por dentro, sé que no saltas
la llamarada que enciende tu pecho
mírame, y te daré mis ojos
que calientan pero no queman
que miran sin aquella soberbia
que el orgullo de tus ancestros es caduco
que ya no pueden sus insultos
arde y renace de sus cenizas
de las tuyas, ave feliz
sé hélice de la brisa divina
que nada sabe de tormentas mininas
¡ave diosa, resucita!
martes, 16 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es hermoso, lleno de esperanza.
ResponderEliminar