¡si hasta mi otoño imberbe
resistió los embates
aventados, ventosos
del calendario angosto!
soporté, por algo
mis penas penando
aun en el gélido infierno
de tus quejas y alambres
ahora, ya cesado
el cruce de sables
por el viento del norte
rompiendo cristales
no rechazo
la primavera florida
y el estío caliente
del regazo ardiente
de tus húmedas sienes
a los pies, les rindo
todos mis bienes
y por un instante contigo
hasta mis pedestales
sacrifico
martes, 6 de julio de 2010
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Que diera por ese instante...
ResponderEliminarpor un instante asi, que diera...
Hermoso poema, profundos sentimientos.
ResponderEliminarfue un placer visitarte Karul, no conocia este blog tuyo, me alegro haberlo encontrado.
besitos para ti