asombra la mujer que se presta
a ser
además de señora, hembra
vuelve a asomar la horma
de mis normas
cuando la Ley era
una y única
y sólo importaba
la explosión inconsciente
del nuevo engendro
de indefinible sexo
el orgasmo primigenio
mi muy bella dama
la puta casquivana que me acompaña
la ramera que viste y calza
la hetaira de mis noches nocturnas
sacerdotisa de los templos divinos
la madre que me ha parido
para la ocasión preciada
disfrazada de carne promiscua
en lo más hondo está el cogollo
el umbral del insulto
no es todo lo que reluce, aprecio
ni los rincones oscuros, sombras
lunes, 26 de julio de 2010
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