Constipado

senderos que no comprendo
restos de aquellas serpentinas
serpientes, vívoras bífidas
hijas del estallido primigenio

ente primero y guerrero
y su picadura vital asesina
multiplicada por miles sibilinas
danzando con sus chapetinas

allí, en los albores del tiempo
espontáneo, alegre; sincero
perverso, cruel; virguero
bailarín ambiguo, en cueros

simple, adolescente; ingenuo
astuto, con piel de cordero
para gustos están los pavores
de todos los sabores habia camelos

aćido, el picante amargo
y aquella salsa agridulce, sin embargo
estallaron sus huevos sin complejos
con sorpresa, del rey de las pavesas

mil mañas, mil marañas
mil mañanas, mil patrañas
kilómetros de telas de arañas
tantas como alimañas

guerras cruentas y justicieras
injusticias crudas o fuleras
tantas batallas perdidas
tantas pérdidas, sin vidas

tiemblo, rilo y me espanto
me acosa el miedo al esperpento
engendró un millón de cabezas el viento
me entra la risa floja, no enfrento

carcajada sin sentido,
explosión, en mil canales dividido
suena estruendoso, mi estornudo
¡esto si que es cojonudo!

¿y si aquel dios adolescente
cuando hiciera su universo patente
también estuviera resfriado?
¡el primer enfermo declarado!