sábado, 9 de abril de 2011

¿Dígame?

soberbia, aquella mi novia
la vara de medir más sobría
a palos obesos enderezo
se desborda la sinovia
de la articulación oronda

el orgullo, eufemismo maldito
la separación del debate lúbrico
¿eres un ser contrito?
no, soy un ente adherido
al sufrimiento con detrito

hipocresía, o doblez exquiva
enfermedad premeditada, con alevosía
en el medio ajeno, liga viga
mi atentado ancestro, la paja no pesa
pero pica el ojo rojo, con poso

falsa modestia, molestia enhiesta
mi disfraz precioso, de preciada etiqueta
me flagela con esmero, maquiavelo
un espejo, objeto opaco, de regreso
ese otro, al que escupa mis complejos

envidioso, alma pobre, en pena
húmedad supuesta; fría y seca
la que a ti te falta, a mí me arresta
y es que de ese incauto he sido presa
un reflejo, por sorpresa

si se diese cuenta, mente espesa
si yo pudiera, la sé cierta
me enerva el celo obseso
destrozado por la derrota tonta
celoso de poca monta

la humildad no se exhibe
ni se mide, ni se corta
por patrón egolatra de mi cuerda diestra
¿es pelota de retorno, sin vuelta?
deseo manido, objetivo perdido

la humillación repetida, día a día
consciente, sumiso; y algarabía
lección de muerte perpetua y continua
el mejor regalo
de esta vida mía

¿dije mía?
orgullo, soberbia; falsa modista
envidia y celo; orzuelo tonto
lo dicho; me pica este ojo
poseso... lo que la vida diga

2 comentarios:

  1. Ya ves la viga atravesada en el ojo. Ayúdate de la luz para apartarla y dejarla en el lugar que le corresponde por naturaleza. Veo lucir tu cristalino nítido y lúcido.
    Abrazos desde la sana envidia. (¿Existirá?)

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  2. El 15, la niña bonita. Hoy se viste de domingo y te hace una visita. Felicidades.

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