¡eh! mira hacia abajo
a tu izquierda, entre tanto
te estás olvidado, en la muñeca
un pequeño detalle. horripilante
ese reloj tan precioso
ladrón intruso, enemigo pavoroso
le está robando el pulso
al corazón, sin reposo
¡qué hermoso!
cantar mantras
y rezar rezos majestuosos
diez segundos por disgusto
y entre tanto, estar concertando
veinticuatro horas de terremoto
de agendas irredentas
y haciendas redimidas
¡qué alboroto tan silencioso!
domingo, 10 de abril de 2011
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