doce más una
la superstición protege la cueva
once muertos de miedo reculan
reunidos en torno a la misa
otro, el traidor ya pendula
cuelga del árbol de la angustia
entre las misiones de la puta ausente
ser la mesa, y lápida perpetua
en la que él grabó sus andanzas
postrero y, por ello, primero
condenado a la cruz, sin peros
vaya tela, menuda escena
oculta bajo la última cena
aquella que fuera historia vieja
a partir de la leyenda hueca
lo que no crece, mengua
cuenta, somos trece
jueves, 5 de abril de 2012
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